
¡Hola! Soy Samu Díaz, pero también puedes permitirte la licencia de llamarme “el nuevo” o “er gaditano ese que llegó hace un mes a Terceto y, ¡zas!, cuarentena”. Toca pasar unos días separado de los compañeros, mi pequeña nueva familia “tercetil”, esa que me ha acogido con tantas ganas.
Me encantaría enrollarme hablando de la vida en tiempos normales que se percibe en nuestra oficina, las bromas entre ratones y teclados, pero como ahora mismo todos echamos de menos algo, he venido a explicarte cuál es mi ritual de invocación, de ella; esa que no se muestra hasta que llevas lo suficiente trabajando en un proyecto. La que te marca la solución a ese problema cromático/compositivo; esa fuerza que parece magia, que parece que los creativos somos magos por todo ese “arte” aplicado a cualquier soporte visual. Ella: la creatividad. Nada más lejos de la realidad, hacemos diseño, no adivinamos cartas y mucho menos, sacamos conejos de chisteras.
Venga, va, ¡no me enrollo más! Es tiempo de hablar de creatividad en tiempos de encierro. Sí, así, con nombre de serie de posguerra
Samu, la creatividad y la cuarentena
En este estreno de blog te voy a contar cómo afrontar esos proyectos personales que tenemos abocetados en un post-it/libreta/folio tirado en el escritorio, o para los menos analógicos, apuntado en “notas” del móvil.
Quiero dejar claro que al igual que un árbol no da manzanas a los dos días de crecer, esto no se controla sin práctica, sin horas de vuelo. Como todo en esta vida.
En mi caso, cuando me pongo, pueden pasar dos cosas: que obedezca cual cuadrúpedo a César Millán, o que termine agonizando pensando que la creatividad no existe, que todo es un espejismo y que he perdido ese “don” y tengo que dedicarme a otra cosa. Aunque el final es siempre el mismo, encuentro el camino, aunque tenga que echarle más tiempo.
1- Para comenzar a crear ha de estar todo en orden, al menos aquí dentro. Antes de sentarme siquiera, recojo el estudio y escritorio, dejándolo todo impoluto, como el papel al que me enfrento.
2- Me hago un té calentito y humeante de algo relajante que huela bien y que me transporte lejos. Algo muy importante es prepararlo siempre en mi taza favorita, esa que le tengo el manejo al agarre y bebo sin mirar siquiera. (Si no estuviese limpia, fregarla entra en el punto 1)
3- Ahora viene lo bueno, comienza la BSO, me muevo en un estilo que yo lo denomino como “suavidad electrónica”. No me matéis los que sepáis mucho de música, solo hablo de ilustración y creatividad, que es de lo que piloto. Lo llamo así, porque es una mezcla de estilos y para mi es imperiosamente necesario que la música esté en consonancia con el proyecto y mi mente, a fin de crear esa burbuja que me permite trabajar.
4- A continuación busco ejemplos de estilos, ideas, conceptos relacionados con lo que estoy trabajando. Reviento Pinterest, Behance y Dribble, una vez q tengo ese mapa de conceptos con las imágenes que sean necesarias y textos que sustenten la idea, ya tengo todas las armas.
5- Listo para ir a la trinchera, cojo el lápiz y comienzo a hacer mini-dibujos casi sin pensar que “imprimen” lo que tengo en la mente, siendo el brazo el USB directo pensamiento-papel.
6- Ya con más calma y un segundo té en el microondas, comienzo a decidir paletas cromáticas, con la inestimable ayuda de Kuler y el Procreate desde el iPad, dándole forma por capas a lo que más se adapta al proyecto.
7- Una vez tengo varias ideas, ya más terminadas digitalmente, paso a Illustrator donde doy forma a los trazos / tipografía y composición.
Más o menos estos son los pasos que sigo hasta que acabo el trabajo, entre más bocetos, tés y reuniones en las que se va cerrando. Para mí, cada proyecto tiene un color, una canción, un sentimiento y un tiempo de desarrollo, justo lo que tenemos en estos momentos, aplicarnos un poco y sentarnos a pensar puede ser muy productivo; enfrentarse al folio en blanco, no es fácil. Así que espero que siguiendo un poco este camino propuesto y la lista de reproducción que os he dejado a continuación, se haga más liviano el encierro y el enfrentamiento en esta batalla épica contra la pandemia y el hastío de un pueblo acostumbrado a “vivir” en las calles.
Ánimo que en nada estamos con una “freshquita” en nuestro bar preferido con los nuestros. 😉