El tema que vamos a tratar hoy es un tanto subjetivo, ya que dependiendo del punto de vista de la persona que lo ve, el contexto en el que lo hace o la historia que hay detrás de cada creatividad, puede llevarte a pensar que estas ante un plagio o simplemente ha sido fruto de la inspiración.
Lo que esta claro es que cualquier persona, en algún momento de su vida, ha copiado. Y no es algo que debamos negar o avergonzarnos de ello. El ser humano aprende a través de la imitación. Cuando somos pequeños imitamos los sonidos que escuchamos de las personas que nos rodean y de este modo aprendemos a hablar.
Algo parecido pasa en cualquier profesión y en concreto, la que tratamos en este artículo, la del diseñador gráfico.
Es imposible, o dejémoslo en muy difícil, crear una pieza de la nada sin haber estudiado antes la historia del diseño, investigado qué han hecho otros autores, cómo han solucionado ciertas gráficas, tipografías, colores… Es más, sin esta previa investigación, también puede pasarnos que el diseño que nosotros creíamos original, ya estuviese creado por otra persona.
Y es que, el diseño lleva existiendo más años de los que pensamos, y aunque ha ido evolucionando y variando según las modas, las herramientas y el tiempo en el que se encontraba el mismo, lo que no podemos creer es que lleguemos nosotros e inventemos algo que jamás se hubiese hecho. Porque de un modo u otro, encontrarás parecidos de épocas pasadas.
Ahora sí, dejando a un lado que la investigación, el estudio y la inspiración son fundamentales para poder crear una buena pieza, tenemos que saber diferenciar esa delgada línea que hay entre la inspiración y el plagio.
Muchos son los ejemplos que podemos ver en internet donde claramente se ha producido un plagio de otro trabajo anterior, en el que el autor ha copiado exactamente el diseño y se ha limitado únicamente a cambiar dos detallitos. Ahí señores, el creativo deja de ser un profesional y pasa a defraudar al cliente, quien confiaba en él para que su diseño fuese diferente, único y valga la redundancia, creativo.
Un claro y peculiar ejemplo de lo que os comento podría ser el cartel que el partido político Podemos publicó en sus redes para dar a conocer un evento que llevarían a cabo en Madrid. Pronto, el “autor” de éste mismo cartel que ya lo había presentado como propuesta en un concurso para Heineken, se apresuró a pedir explicaciones por el plagio que le había hecho este partido. Pero es que para dar una vuelta más al rizo, varios fueron los que le reprocharon que él anteriormente ya había hecho un plagio de ese mismo cartel. Provocando una gran mofa sobre ambos “plagiadores” por parte los usuarios de esta red social.
Por ello, es recomendable, que antes de publicar o dar por finalizado un trabajo, hagas una investigación previa y te asegures que verdaderamente es original, evitarás verte involucrado en situaciones tan vergonzosas como la anterior.
Os dejo algunos ejemplos de otros casos famosos de “plagio”.
Y tú, ¿qué crees?, ¿plagio o inspiración?