¿No os ha pasado que termináis de hacer un logo y dices, este sí, y de repente llega tu compañero, amigo, familiar… y te dice: mmm… pues a mí me recuerda a algo. Y, ¿adiós a todo tu trabajo? Seguro que más de uno sabéis de lo que hablo.
Y es que, por mucho que queramos, ¡está todo inventado!. Hay tantas empresas en el mundo que resulta casi imposible crear algo que sea totalmente innovador, que no se haya visto jamás, y por lo tanto, que no te recuerde ni una ‘mijita’ a otra cosa.
Pero, partiendo de esa base y siendo cocientes de ello, es misión del diseñador, crear una imagen que transmita los valores de la marca, sea fácilmente reconocible y recordada por el consumidor y que, además, sea única para esa empresa.
Para ello, es fundamental hacer un profundo estudio de campo, mirar, estudiar, investigar… en definitiva, darle muchas vueltas al coco y, por qué no decirlo, inspirarnos en qué hacen otras empresas. Puede ser de gran ayuda para saber qué camino seguir o qué no debemos hacer nunca. Siempre se dice, que la primera idea hay que descartarla, porque seguramente la haya pensado otro antes que tú (haz una prueba).
Aún así, como comentábamos, muchas veces es casi imposible escapar de ese parecido y, si no, que se lo digan a estas marcas. ¿Dónde estaba el compañero, amigo, familiar… del diseñador en el momento de hacerlo? ¡Chavalines… hay algunos que se ve demasiado el plumero! Igual podrían haberse planteado simplemente cambiar el color, la forma, incluso la tipografía.
Y esto es solo una pequeña muestra señores. Espero que sirva para que la gente vea lo complicado de esta profesión, la cantidad de competencia y elementos a tener en cuenta y a la que nos exponemos diariamente.
Y por último, permitirme hacer una pequeña petición en nombre (creo) de todos los diseñadores del mundo: ¡dejen de llamarlos «dibujitos»! Nos hunden cada vez que escuchamos eso 🙁
Gracias 🙂