En nuestro día a día, podemos encontrarnos con numerosa situaciones en las que no podemos contar con todos los recursos o habilidades de las que disponemos, lo que dificulta nuestra relación con el entorno. Estar en silla de ruedas, sufrir una discapacidad visual, o algo tan normal como tener un bebé en brazos, son algunas de estas coyunturas que podemos encontrarnos.
Por lo tanto, si son situaciones tan habituales, y teniendo en cuenta que vivimos en un mundo diseñado por seres humanos para seres humanos, ¿por qué no adaptamos los productos para que todos podamos beneficiarnos de ellos o disfrutar de esa independencia, sin estar condicionados por nuestra situación?
Esto es lo que pretende el diseño inclusivo, intervenir sobre el entorno, productos o servicios, con el fin de que todas las personas puedan disfrutar de una sociedad en igualdad de condiciones.
De acuerdo a esto, en 2008, Christiam Boer, un diseñador con dislexia, desarrolló una tipografía para ayudar a personas que como él, tenían dificultad para aprender a leer.
La dislexia es un trastorno que afecta al 10% de la población mundial y está relacionado con la dificultad por parte del cerebro de reconocer o diferenciar ciertos símbolos. Lo que dificulta el aprendizaje o la lectura en las personas afectadas.
A la hora de desarrollar el proyecto, ignoró todas las normas y estándares tipográficos establecidos. En cambio, utilizó la legibilidad y características específicas de la dislexia, para hacer cada letra única, permitiendo acabar así con los errores de lectura más comunes en este trastorno.
Algunas de las características más destacadas de este fuente, denominada dyslexiafont, son:
- Aumento del grosor en la parte inferior de la letra, colocando ahí el centro de gravedad. Evitando de este modo girar las letras.
- Letras parecidas entre sí como la i o j, se inclinan levemente para distinguirlas más fácilmente. También se alargan los trazos ascendentes y descendentes.
- Las mayúsculas y signos de puntuación se ponen en negrita para hacer mayor hincapié en las pausas.
- Y por último, la distancia entre las letras y palabras se aumenta, para evitar el efecto de aglomeración.
Todas estas características hacen la lectura más rápida y fácil, mejorando la legibilidad y ayudando, una vez más, a la inclusión. Haciendo que cada vez más personas puedan llevar una vida normal y disfrutando de la independencia que todos deseamos.