Adiós badén, bienvenido diseño

Seguro que si escucháis la palabra «badén», pondréis la misma cara de coraje, enfado u odio que ponemos todos al oírla.
Esos insufribles levantamientos que te encuentras en la calle, en muchas ocasiones inesperadamente, y que estoy segura que a más de uno se nos ha escapado algún insulto gracias a ellos.

El querido invento badén, el mismo que a veces provocan la sensación de que el coche te va a dar la vuelta, los que consiguen que choques contra el techo de tu vehículo si los pasas un poco más rápido de la cuenta, o peor aún, aquellos que te provocan dolor de estómago cuando escuchas acariciar los bajos de tu coche con ellos… Si, esos odiosos “reductores” de la velocidad a los tanto cariño les tenemos y que tanto han hecho mentar a la madre de quien los inventó (pobrecita mía no tiene culpa ninguna).

Y os preguntaréis, ¿a qué viene este tema en un blog relacionado principalmente con el diseño? No, no me he equivocado de sitio, ¡vengo a mostraros un invento revolucionario!.

¿Qué pensaríais si os dijera que el diseño (oh! todo poderoso) ha encontrado una alternativa al badén más práctica, menos peligrosa para las amortiguaciones de nuestro vehículo y sobretodo, mucho más chula para mandar bien lejos a los badenes en la ciudad?

Os pongo en situación. Ísafjarðarbær, noroeste de Islandia. Un pequeño pueblecito pesquero con unos 2.500 habitantes. El gobierno local harto de escuchar las quejas de los vecinos en torno a la excesiva velocidad del tráfico que se generaba en una de sus vías principales, contrató a una empresa especializada en pintar señalizaciones, la cuál tuvo la excelente y creativa idea de pintar en 3D los pasos de peatones, para conseguir así frenar la velocidad de los vehículos.

¿Cómo consiguieron este efecto? Muy fácil. Como hemos dicho antes, la empresa encargada de realizar el diseño, pintó los bloques en 3D, los cuales, creaban una percepción visual, que sólo tenía efecto desde un ángulo determinado y durante pocos segundos, provocando en los conductores la sensación de que había objetos sólidos bloqueando la calzada, obligándoles por lo tanto a frenar y reducir la velocidad.

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Gracias a este experimento, consiguieron aminorar la velocidad dentro del entorno urbano y hacer sentir más seguros a los viandantes, además de crear un atractivo más en este pueblo que se vió mundialmente reconocido por esta intervención.

Una vez más, ¡el Superdiseño al servicio del ciudadano y el badén a mejor vida!